En su nuevo sencillo, "Berghain", adelanto del disco LUX, Rosalía logró sorprender al público con una canción que refleja la reinvención musical de la artista. Aunque Rosalía siempre ha experimentado con diferentes géneros y subgéneros (flamenco, flamenco fusión, música latina o reguetón), esta nueva propuesta es una declaración de las intenciones de la cantante sobre lo que podremos escuchar en su próxima propuesta musical.
Sin embargo, en la forma de cantar de Rosalie no sólo ha cambiado la melodía, sino también su forma de hablar. Por eso, en lugar de utilizar rasgos como seseo ("¡niña, qué enfermedad!"), perder d ("Estoy pensando en tu apariencia") o usar spanglish en sus canciones ("estamos machete por el mundo"), Rosalía en "Berghain" mantiene su propia variedad, el castellano catalán, y pronuncia azúcar o ven. ¿Es esta una fuente exclusiva para Rosalía?
No precisamente. Los lingüistas llaman a esto "bricolaje lingüístico": la capacidad de combinar y adaptar características del habla para construir la identidad. Los artistas hacen esto conscientemente, modificando el acento o registro según el género que interpretan, y presentan la identidad sonora que el oyente espera encontrar.
¿Cambiamos la forma de hablar cuando cantamos?
Los géneros musicales tienen elementos que los definen no sólo desde el punto de vista musical. Si pensamos en artistas de pop, rock, hip-hop o reguetón, todos tenemos una imagen muy similar de ellos considerando aspectos como la vestimenta, el peinado o incluso la forma en que se expresan físicamente.
Sin embargo, a veces no somos conscientes de que el acento de un cantante también puede definir un género musical. Si pensamos en una canción de reguetón, aunque la tarareemos, seguro que utilizamos algún rasgo del español caribeño aunque no vengamos de esa zona del español: si Bad Bunny dice neviol o corazón, también pronunciaremos así su canción.
Y los hablantes, en distintos ámbitos de nuestra vida, cambiamos nuestra forma de expresión dependiendo del contexto en el que nos encontramos (situaciones más o menos formales), según las personas con las que hablamos (familiares, amigos o desconocidos) y, también, según nuestra finalidad comunicativa.
De hecho, un hablante puede cambiar completamente su forma de hablar para adaptarse a su entorno con fines personales o profesionales, como método de marketing lingüístico. Eso le pasó a la cantante española Aitana cuando concedió una entrevista con acento colombiano.
Cada género tiene un registro.
En la música ocurre algo parecido: los artistas cambian su forma de hablar en función de lo que están interpretando.
Y, con el tiempo, cada estilo musical construye su propia firma sonora. La historia de cada género, su origen geográfico y su evolución dan lugar a características lingüísticas que están directamente relacionadas con la forma de cantar: el flamenco, con acento andaluz; el reguetón, con características de la variedad caribeña; o country o pop, con inglés americano.
Con el tiempo, estas características se van consolidando y el público acaba reconociéndolas como parte del estilo. Por lo tanto, cuando alguien escucha una canción de reguetón o flamenco, inconscientemente espera encontrar un determinado acento, porque tiene incrustadas estas características en su memoria cultural.
Los artistas conocen estos registros y, como si fueran actores que desempeñan un papel, repiten estas tradiciones y se adaptan lingüísticamente a los patrones ya creados. Es una forma de encajar en un estilo musical y obtener una respuesta positiva de la audiencia a través del bricolaje lingüístico: una forma creativa de combinar elementos del habla para construir una identidad sonora que se ajuste al contexto, en este caso, al género musical.
Flamenco: la variedad andaluza que todos pronuncian
El flamenco es un perfecto ejemplo de todo esto.
Este género comenzó a popularizarse a finales del siglo XIX, cuando cantantes andaluces comenzaron a actuar profesionalmente en cafés y teatros. El gran interés que suscitó este tipo de espectáculos llevó a los artistas flamencos a otras partes de España, y con ello los artistas trajeron consigo su acento andaluz, con rasgos fonéticos característicos como el siseo, la aspiración de la s, o el rotacismo, es decir, el cambio de l por r que convierte la calma en karma.
Como la actuación se hizo con acento andaluz, nuevos cantantes de otras partes de España la imitaron, ya que el público (y los nuevos cantantes) los identificaron como características típicas del género. Así, el acento se convirtió en símbolo de identidad artística.
De hecho, aunque el género flamenco se renueva constantemente, tanto el flamenco puro como el flamenco de fusión han conservado sus características más representativas. ¿Y quién diría, por ejemplo, que Miguel Poveda es catalán cuando interpreta al flamenco? Los patrones lingüísticos de un género dan forma a su interpretación.
Bricolaje lingüístico en la voz de Rosalie
Como decíamos al principio, Rosalía es un claro ejemplo de cómo se puede transformar el acento dependiendo del género musical. Su formación en el cante flamenco y su profundo conocimiento de estos patrones musicales y lingüísticos le permitieron adaptarse con naturalidad a las tradiciones del género. Además, este conocimiento del flamenco le dio las herramientas para trasladar ciertas características como el siseo, la aspiración u omisión de sonidos a otros estilos con características lingüísticas similares como el reguetón o la música latina.
En estos compuestos, Rosalía no sólo mantiene elementos fonéticos andaluces, sino que también incorpora nuevos recursos como el uso del spanglish o palabras del español americano. Su voz se convierte así en un espacio de experimentación donde se mezclan diferentes acentos y lenguas, creando una identidad sonora que se adapta a diferentes contextos lingüísticos.
En ocasiones incluso integra algunas características fonéticas con doble intención. Es interesante ver cómo pronuncia la palabra "perla" en uno de los avances que presentó de su nuevo disco. El cambio de "r" se parece a la variedad caribeña y suena como pel-la. ¿Quizás puedas pensar en alguien con esta excusa?
Fuera del escenario, sin embargo, Rosalía recupera su forma habitual, propia del español que se habla en Cataluña. Sin duda, su interpretación muestra que la voz artística es un constructo flexible que cambia con el contexto y el género; Esta transformación también refleja su identidad y conciencia lingüística en la interpretación.
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