La industria de los videojuegos ha experimentado un crecimiento exponencial en las últimas décadas. En España, en 2023, el sector facturó más de 152.000 millones de euros, contando transacciones en tres plataformas: consolas, móviles y ordenadores. A nivel global, hay 3.422 millones de personas que dedican parte de su tiempo libre a estas actividades, el 4,5% de la población mundial. Si agrupamos a los residentes de Estados Unidos, China e India, aún nos faltarían 200 millones de personas para acercarnos a esa cifra.
El lenguaje es un reflejo de la sociedad, pero también de los cambios en las tendencias, gustos y hábitos de los hablantes. En la vigésima segunda edición del Diccionario de la Lengua Española, en 2001, se añadió la palabra consola de videojuegos con el significado de 'consola de videojuegos'.
En la edición actual, de 2022, se ha incorporado la palabra videogamer y la variante videogamer para significar "una persona que juega a videojuegos, especialmente de forma habitual". Son pequeños síntomas de que el léxico relacionado con este sector está calando poco a poco en el español general.
Híbridos ortográficos
Desde 2020 se publica cada año la Crónica de la Lengua Española. En estos trabajos las academias de lenguas de España y países latinoamericanos tratan, entre otras cosas, temas de actualidad de la lengua y la literatura españolas. En la primera edición, el académico Salvador Gutiérrez Ordoñez dedica un capítulo a los híbridos ortográficos, es decir, palabras que tienen elementos de diferentes lenguas y que en ocasiones presentan peculiaridades en cuanto a su ortografía.
En este capítulo, Gutiérrez Ordóñez estudia el léxico de los jugadores de videojuegos y señala que habitualmente utilizan híbridos ortográficos para denotar los procesos que ocurren dentro de la actividad misma. Lejos de lo que podría pensarse, esta práctica "no es una ocurrencia esporádica, sino una técnica de entrenamiento muy común y extendida".
En inglés, es común que algunos sustantivos y verbos terminen en -ing, como camping, jogging o overbooking. El efecto de este sufijo es tal que la lengua española permite en ocasiones la creación de híbridos que pasan por anglicismos camuflados, como el puenting o, más recientemente, el balconing. Lo que ocurre en ambos casos es que existe una base léxica española (puente y balcón, respectivamente), a la que se le añade un sufijo de la lengua extranjera, -ing. Tenemos lo que Gutiérrez Ordóñez llama un híbrido ortográfico.
El caso de los videojuegos
La fórmula que utilizan los jugadores es la contraria: toman la base inglesa y le añaden un sufijo en español que, sistemáticamente, parece -ear.
En una pequeña investigación que no pretende ser exhaustiva, Gutiérrez Ordóñez enumera hasta diecinueve palabras formadas por este patrón: baitear (de cebo 'cebo'), banear (de prohibiciones 'prohibir'), bindear (de atar 'coquetear'), bugeado (de bicho', estallar'),' carrear (de llevar 'arrastrar'), charmear (de charme 'hechizar'), Chasear (de perseguir 'perseguir'), craftear (de craft 'elaborar'), dropear (de drop 'a bajar'), dupear (de dup 'engañar' a la granja'), (de feed 'alimentar'), ghostear (de fantasma 'fantasma'), grindear (de grind 'moler'), Junglear (de jungla 'jungla'), kitear (de cometa 'dragón'), levelear (de nivel 'nivel'), mainear (de principal 'principal').
Pero hay que hacer algunos matices en su elección. La mayoría de estas palabras tienen un significado muy cercano al de la raíz inglesa, que se une constantemente al sufijo -ear para denotar una práctica o acción. Por ejemplo, la palabra estallar hace referencia a la acción de "causar una gran cantidad de daño en muy poco tiempo". Es razonable pensar que el significado de burst aplicado en este contexto, sin embargo, no sería el que señala Gutiérrez Ordoñez, 'explotar', sino más bien 'explotar', lo que suele sucederle al jugador o al enemigo cuando explotan.
Por otro lado, la palabra fantasma, que en la jerga juvenil y en el contexto de las relaciones románticas suele entenderse -en forma de fantasma- como "dejar de comunicarse con una persona sin explicación", no se utiliza en este sentido en el mundo que nos ocupa.
Es habitual que los jugadores profesionales de videojuegos online también hagan streaming de usuarios, por ejemplo en Twitch. Algunos de los mejores transmiten sus juegos en vivo, incluso si compiten con otros. Y entre los espectadores, aficionados al videojuego o seguidores del streamer, se encuentran precisamente los rivales, que aprovechan esta circunstancia para verlos al mismo tiempo que juegan contra ellos en directo, para así aprovecharlo. Esta práctica se conoce como fantasma o francotirador (de sniper 'sniperista').
Los que ya han sido aceptados.
Por supuesto, ni el fantasma ni el fantasma forman parte actualmente del español general, pero hay otros candidatos que podrían pasar a la categoría.
Prohibir significa "restringir el acceso de alguien a una plataforma o servicio", en general, aunque también se aplica al contexto de los videojuegos. En el primer caso, la prohibición se refiere a una restricción que se aplica a un jugador que utiliza herramientas ilegales en juegos online (lo que se conoce como trampas o hacks). Otro sentido se utiliza en el contexto de un enfrentamiento entre jugadores que pueden utilizar varios personajes y prohibir mutuamente a uno de esos individuos particularmente poderosos.
Ya existen ejemplos de palabras relacionadas con la tecnología formadas a partir de este mecanismo y agregadas recientemente a DLE. Se trata de casos de hacking (hack and -ear), envío de mensajes (text y -ear), tipeo (type y -ear), trolling (troll y -ear) o vapeo (vape y -ear). En el Diccionario de términos de videojuegos recogemos 52 híbridos ortográficos con base inglesa y el sufijo -ear. Serán los hablantes quienes juzgarán si alguna de estas palabras merece formar parte del español general a través de la herramienta más democrática de la que dispone la lengua: el uso.
La versión original de este artículo fue publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.
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