Si navegas por TikTok o Instagram el tiempo suficiente, inevitablemente te encontrarás con la línea: "Tu lóbulo frontal aún no está completamente desarrollado". Se ha convertido en la principal explicación neurocientífica para las malas decisiones, como pedir una bebida extra en el bar o enviarle un mensaje de texto a tu ex diciéndole que no lo harías.
El lóbulo frontal desempeña un papel central en funciones de nivel superior como la planificación, la toma de decisiones y el juicio.
Es fácil encontrar consuelo en la idea de que existe una razón biológica por la que a veces nos sentimos inestables, impulsivos o como un trabajo en progreso. La vida entre los 20 y los 30 es impredecible, y la idea de que su cerebro simplemente no ha terminado de desarrollarse puede ser extrañamente tranquilizadora.
Pero la idea de que el cerebro, especialmente el lóbulo frontal, deja de desarrollarse a los 25 años es un error generalizado en psicología y neurociencia. Como muchos mitos, la idea de "25 años" tiene sus raíces en descubrimientos científicos reales, pero es una simplificación excesiva de un proceso mucho más largo y complejo.
En realidad, una nueva investigación sugiere que este desarrollo en realidad se extiende hasta los treinta años. Esta nueva comprensión cambia la forma en que vemos la edad adulta y sugiere que los 25 nunca fueron la meta.

Nadie tiene entre 20 y 30 años y se ve igual. Tal vez esté ahorrando para una hipoteca o simplemente tenga dificultades para pagar el alquiler. Tal vez estés navegando por aplicaciones de citas o intentando descubrir el cuidado de los niños. Cualesquiera que sean sus desafíos actuales, nuestra serie Quarter Life tiene artículos para compartir en un chat grupal o simplemente para recordarle que no está solo.
¿De dónde surgió el mito de los '25 años'?
El número mágico proviene de estudios de imágenes cerebrales realizados a finales de los años 1990 y principios de los años 2000. En un estudio de 1999, los investigadores rastrearon los cambios cerebrales mediante exploraciones repetidas en niños y adolescentes. Analizaron la materia gris, que está formada por cuerpos celulares y puede considerarse el componente "pensante" del cerebro.
Los investigadores han descubierto que durante la adolescencia, la materia gris pasa por un proceso llamado poda. A temprana edad, el cerebro construye una gran cantidad de conexiones neuronales. A medida que envejecemos, reduce gradualmente los que se utilizan con menos frecuencia, fortaleciendo los que permanecen.
Este primer trabajo enfatizó que el crecimiento y la pérdida de volumen de materia gris es fundamental para el desarrollo del cerebro.

La idea de que el cerebro, especialmente el lóbulo frontal, deja de desarrollarse a los 25 años es un error generalizado en psicología y neurociencia. Se ve una máquina de escaneo cerebral por resonancia magnética en Pittsburgh en 2014. (Foto AP/Keith Srakočić)
En un influyente seguimiento del trabajo dirigido por el neurocientífico Nitin Gogtai, a participantes de cuatro años se les escanearon los cerebros cada dos años. Los investigadores descubrieron que dentro del lóbulo frontal, las regiones maduran de atrás hacia adelante.
Las regiones más primitivas, como las áreas responsables del movimiento muscular voluntario, se desarrollan primero, mientras que las regiones más avanzadas, importantes para la toma de decisiones, la regulación emocional y el comportamiento social, no maduran completamente hasta el escaneo cerebral final alrededor de los 20 años.
Debido a que los datos terminaron a los 20 años, los investigadores no pudieron decir exactamente cuándo terminó el desarrollo. La edad de 25 años se convirtió en la mejor estimación para el supuesto punto final, y finalmente quedó arraigado en la conciencia cultural.
Lo que revelan investigaciones recientes
Desde esos primeros estudios, la neurociencia ha avanzado mucho. En lugar de observar regiones individuales de forma aislada, los investigadores ahora están estudiando la eficacia con la que se comunican entre sí las diferentes partes del cerebro.
Un importante estudio reciente evaluó la eficiencia de las redes cerebrales, esencialmente cómo está conectado el cerebro, a través de la topología de la materia blanca. La materia blanca está formada por fibras nerviosas largas que conectan diferentes partes del cerebro y la médula espinal, permitiendo que las señales eléctricas viajen de un lado a otro.
Los investigadores analizaron las exploraciones de más de 4200 personas desde la niñez hasta los 90 años y encontraron varios períodos clave de desarrollo, incluido uno entre los nueve y los 32 años, al que denominaron período "adolescente".
Para cualquier persona que ya sea adulta, puede resultar incómodo que le digan que su cerebro todavía es "adolescente", pero este término en realidad sólo significa que su cerebro está atravesando cambios clave.

Si bien el cerebro cambia a lo largo de la vida, el período comprendido entre el final de la niñez y los primeros 30 años parece ser particularmente influyente en la configuración de la estructura a largo plazo. (Getty Images/Unsplash+)
Según este estudio, parece que durante la adolescencia cerebral, el cerebro equilibra dos procesos clave: la segregación y la integración. La segregación implica construir un vecindario de pensamientos relacionados. La integración incluye la construcción de carreteras para conectar estos asentamientos. Las investigaciones sugieren que este constructo no se estabiliza en un patrón "adulto" hasta los 30 años.
El estudio también encontró que el "mundo pequeño" (una medida de la eficiencia de la red) era el mayor predictor para identificar la edad cerebral en este grupo. Piense en esto como un sistema de tránsito. Algunas rutas requieren paradas y transbordos. Aumentar el "mundo pequeño" es como añadir carriles expresos. Esencialmente, los pensamientos más complejos ahora tienen vías más eficientes a través del cerebro.
Sin embargo, esta construcción no dura para siempre. Aproximadamente después de los 32 años, hay un punto de inflexión literal en el que estas tendencias de desarrollo cambian de dirección. El cerebro deja de priorizar estas "vías rápidas" y vuelve a la segregación para bloquear las vías que nuestro cerebro más utiliza.
En otras palabras, durante la adolescencia y los 20 años se dedica a conectar su cerebro, y a los 30 se trata de establecerse y mantener las rutas más utilizadas.
Aprovecha al máximo tu cerebro en la construcción
Si nuestro cerebro todavía está en construcción cuando tenemos 20 años, ¿cómo podemos asegurarnos de que estamos construyendo la mejor estructura posible? Una respuesta radica en mejorar la neuroplasticidad: la capacidad del cerebro para reconfigurarse.
Leer más: ¿Qué es la plasticidad cerebral y por qué es tan importante?
Si bien el cerebro sigue siendo cambiante a lo largo de la vida, el período comprendido entre los nueve y los 32 años representa una excelente oportunidad para el crecimiento estructural. Las investigaciones sugieren que hay muchas formas de apoyar la neuroplasticidad.
El ejercicio aeróbico de alta intensidad, aprender nuevos idiomas y dedicarse a pasatiempos cognitivamente exigentes como el ajedrez pueden estimular las capacidades neuroplásticas del cerebro, mientras que cosas como el estrés crónico pueden alterarlas. Si desea un cerebro de alto rendimiento a los 30, es útil desafiarlo a los 20, pero nunca es demasiado tarde para empezar.
No existe un interruptor mágico que se encienda a los 25 o incluso a los 32. Al igual que tu cerebro, estás en un proyecto de construcción de varias décadas. Deja de esperar el momento en que seas adulto y comienza a decidir activamente cómo apoyar este proyecto. Comete errores, pero sepa que el concreto aún no se ha endurecido por completo.
0 Comentarios