Dos años después de la guerra de Israel en Gaza, los líderes mundiales se reunieron recientemente en Sharm el-Sheikh, Egipto, para discutir un plan de paz largamente esperado para poner fin al conflicto.
Como parte de este plan, tanto Israel como Hamás acordaron otro acuerdo de alto el fuego, el último de una serie de altos el fuego que han fracasado repetidamente desde que comenzó la guerra a finales de 2023.
La reunión, que incluye a Egipto, Qatar, Turquía y Estados Unidos, marca el esfuerzo diplomático más concertado hasta ahora para poner fin al conflicto que ha matado a más de 67.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, y al menos a 1.200 israelíes, según Israel. Casi 400.000 palestinos también han sido desplazados.
Sin embargo, incluso si los combates cesaran, persisten preguntas fundamentales: ¿cómo, cuándo y quién reconstruirá Gaza? La reconstrucción y la reconstrucción de la Franja de Gaza serán sin duda una tarea enorme y compleja, pero la historia de los conflictos pasados arroja luz sobre el camino a seguir.
La escala de la destrucción
Un informe del Banco Mundial de febrero estimó que las necesidades de recuperación y reconstrucción en Gaza y Cisjordania costarían 53.200 millones de dólares. De esa cantidad, se necesitan unos 20.000 millones de dólares para restablecer los servicios básicos, reconstruir la infraestructura y revitalizar la economía, una cantidad que supera el PIB anual de Bielorrusia y Eslovenia.
La escala de la destrucción es asombrosa. Se estima que el 84 por ciento de la Franja de Gaza y hasta el 92 por ciento de la ciudad de Gaza quedaron destruidos, y los datos satelitales muestran que 292.904 viviendas fueron destruidas o dañadas. Más de 60 millones de toneladas de desechos (el equivalente a 24.000 piscinas olímpicas) esperan ser eliminados.

Una fotografía aérea muestra la destrucción causada por una ofensiva aérea y terrestre israelí en Jabalia, Franja de Gaza, el 29 de enero de 2025. (Foto AP/Mohammad Abu Samra)
El conflicto ha devastado los sectores económicos de Gaza. Hasta el 96 por ciento de los activos agrícolas y el 82 por ciento de las empresas resultaron dañados o destruidos, deteniendo la producción y eliminando fuentes clave de ingresos.
Los años de bloqueo israelí de Gaza, que precedieron a los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, restringieron aún más el movimiento de bienes y personas dentro y fuera de Gaza, cortando el acceso a los mercados internacionales y a materias primas vitales. Como resultado, ha habido un colapso económico casi total y el sector privado se enfrenta a una parálisis total.
Además de la destrucción física y económica, la población de Gaza se enfrenta a un grave trauma psicológico. Las altas tasas de trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad, junto con el desplazamiento y la ruptura de la comunidad, corren el riesgo de crear un ciclo intergeneracional de sufrimiento a través de la transmisión psicológica y epigenética del trauma.
El controvertido plan de paz de Trump
En un intento por acelerar la recuperación de Gaza, el presidente estadounidense Donald Trump dio a conocer un plan de paz de 20 puntos que exige una administración interina a cargo de un comité de tecnócratas palestinos bajo la "Junta de Paz". Posteriormente, el poder será transferido a la Autoridad Palestina después de reformas institucionales.
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El plan describe un programa de desarrollo económico que será diseñado por expertos que "ayudaron a dar origen a algunas de las modernas y avanzadas ciudades maravillosas del Medio Oriente". También incluye la creación de una "zona económica especial" y seguridad temporal proporcionada por la Fuerza Internacional de Estabilización compuesta por socios estadounidenses, árabes e internacionales.

Se estima que el 84 por ciento de la Franja de Gaza y hasta el 92 por ciento de la ciudad de Gaza quedaron destruidos. Los palestinos observan la destrucción tras un ataque israelí contra un edificio residencial en Rafah, Franja de Gaza, en marzo de 2024. (Foto AP/Hatem Ali)
Según la propuesta, Hamás, que ha gobernado Gaza durante casi dos décadas, tendría que desarmarse, aceptar una amnistía y entregar el control a las fuerzas internacionales. Sin embargo, incluso si Hamás se desarma, los expertos estiman que hasta 100.000 miembros podrían permanecer en el panorama político de Gaza y reconstituirse en nuevas formas para mantener la influencia.
Si bien el plan de paz proporciona un marco para la recuperación, la historia posterior al conflicto muestra que los planes diseñados externamente rara vez tienen éxito sin una participación local activa.
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Aprendiendo de los fracasos del pasado
Como experto en gestión de desastres y emergencias, estoy realizando una revisión sistemática de la literatura (aún no publicada) que analiza los procesos de recuperación en entornos posconflicto en Europa, Asia y África.
Las experiencias de Irak y Afganistán muestran que es ingenuo suponer que los marcos económicos, administrativos y de seguridad pueden tener éxito sin una participación genuina de la población local.
Esta investigación muestra que los planes de recuperación impulsados externamente a menudo fracasan y destaca la importancia de adaptar las lecciones aprendidas en los casos en que la recuperación ha sido eficaz.
Mi revisión del desarrollo sugiere varios factores críticos para una recuperación sostenida:
Desarrollar capacidades locales Construir instituciones fuertes y transparentes Implementar reformas graduales y secuenciales Garantizar una transición deliberada del liderazgo externo al local
Por el contrario, la excesiva dependencia de poderes externos, el descuido del desarrollo de capacidades y la incapacidad de abordar la exclusión social y los desequilibrios de poder pueden socavar los resultados a largo plazo.
Renovar la esperanza a través de la participación local
Un tema común en casi todos los estudios que analicé es la importancia de restaurar los medios de vida de los hogares. Esto se puede lograr revitalizando la producción económica, apoyando a las pequeñas empresas e implementando reformas que empoderen a las comunidades y restablezcan la esperanza.
Después de financiar más de 6.200 millones de dólares en 157 operaciones posconflicto en 18 países, el Banco Mundial concluyó en 1997 que "sin esperanza económica, no tendremos paz". Esto pone de relieve el papel central de la recuperación económica y la restauración de los medios de vida en la reconstrucción de posguerra.

Un niño camina entre la devastación dejada por una ofensiva aérea y terrestre israelí en Khan Younis, Franja de Gaza, en septiembre de 2024. (Foto AP/Abdel Kareem Hana)
Un análisis de 36 episodios de paz posteriores a la guerra civil (1990-2014) destaca la necesidad de esfuerzos internacionales coordinados centrados en la reestructuración administrativa, la reforma judicial y las elecciones de gobiernos locales.
La integración exitosa de diversas voces políticas en la gobernanza de posguerra promueve la transparencia, la rendición de cuentas y la propiedad local, al tiempo que ayuda a restaurar la esperanza entre las poblaciones afectadas por la guerra.
Por el contrario, las reformas de arriba hacia abajo implementadas sin compromiso local, como se vio en Camboya y Pakistán, pueden profundizar las divisiones y socavar la paz y el desarrollo.
Hacia una reconstrucción centrada en las personas
Aunque cada contexto de posguerra es único y requiere su propio enfoque, las investigaciones muestran consistentemente que involucrar activamente a los sobrevivientes en los esfuerzos de recuperación es esencial.
La reconstrucción de Gaza sólo tendrá éxito si su pueblo recupera la esperanza y desempeña un papel central en la configuración de un futuro seguro, pacífico y próspero para ellos y sus comunidades.

La reconstrucción de Gaza sólo será posible si su pueblo recupera la esperanza y participa activamente en su futuro. Beduinos palestinos ondean banderas palestinas en febrero de 2021. (Foto AP/Maia Alleruzzo)
Cualquier coalición internacional o iniciativa política destinada a reconstruir Gaza debe reconocer que los supervivientes no son víctimas pasivas. Son los actores centrales de su propia recuperación, cuyas voces deben guiar el proceso de reconstrucción.
Una vez que se cubran las necesidades humanitarias inmediatas mediante el apoyo internacional, todas las decisiones posteriores sobre el desarrollo a largo plazo de Gaza deben tomarse mediante procesos inclusivos y democráticos.
El urgente restablecimiento de la seguridad, los alimentos, el agua potable, la atención sanitaria y la educación deben ir acompañados de elecciones justas y transparentes. Sólo a través de un proceso inclusivo y de base local podrá Gaza avanzar hacia una verdadera recuperación, una paz duradera y un desarrollo sostenible.
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