La última cumbre climática de las Naciones Unidas (COP30) tuvo lugar entre el 10 y el 21 de noviembre en Belem, Brasil. Aunque el evento no terminó con ningún progreso significativo hacia los objetivos de mitigar el calentamiento global o promover el financiamiento climático, sí nos dejó un resultado positivo: un grupo de países lanzó una iniciativa para eliminar gradualmente los combustibles fósiles.
Esta cumbre fue revolucionaria por dos razones interrelacionadas. La primera es que, a diferencia de las tres conferencias anteriores, que estuvieron bajo estricto control, las calles de Belém se llenaron de protestas. Miles de manifestantes, entre ellos muchos indígenas, se reunieron para exigir justicia ambiental, término que se refiere no solo a los efectos del cambio climático, sino también a la necesidad de proteger territorios y vidas de los impactos locales de las actividades de extracción petrolera.
Otra razón es que, por primera vez, la necesidad de una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles ha jugado un papel destacado. A pesar de su papel clave en el cambio climático, los combustibles fósiles están ausentes de las decisiones de la COP. Sólo el acuerdo final de la COP28 de 2023 mencionó una vaga intención de "desconectar los combustibles fósiles". Esto desapareció al año siguiente en la COP29, en gran parte debido a la presión de Arabia Saudita.
Pero en la COP30, más de 80 países –encabezados principalmente por Colombia (que es un exportador de carbón y petróleo) y los Países Bajos, incluida la mayor parte de la Unión Europea– pidieron una hoja de ruta para eliminar gradualmente los combustibles fósiles.

Muchos manifestantes estuvieron alrededor de la sede de la COP30 durante toda la cumbre. ONU Cambio Climático - Diego Herculano/Flickr, CC BI-NC-SA Los productores de petróleo se resisten a la acción climática
El Acuerdo de París de 2015 llevó a los países a adoptar objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, o "contribuciones determinadas a nivel nacional" (NDC). Estas medidas son claramente insuficientes para lograr su objetivo de mitigar el cambio climático limitando el calentamiento global a 1,5°C.
También se pidió a los estados que actualizaran posteriormente sus NDC, pero todas las revisiones fueron muy temporales o inexistentes.
En 2024, el aumento de temperatura promedio en comparación con la época preindustrial ya superó los 1,5 °C, y el último informe de las Naciones Unidas sobre la brecha de emisiones indica que incluso si los compromisos nacionales actuales se cumplen estrictamente, los aumentos futuros seguirían siendo muy superiores a los 2 °C.
Los países productores de petróleo, encabezados por Arabia Saudita y Rusia, se opusieron vehementemente a mencionar siquiera el término "combustibles fósiles" en la declaración final de la COP30. Al hacerlo, no muestran oposición a un tipo particular de política climática, pero están bloqueando una condición esencial para lograr el objetivo del Acuerdo de París: una reducción rápida y radical de la explotación de combustibles fósiles.
Eliminación progresiva de los combustibles fósiles
Reducir el suministro de combustibles fósiles no será fácil y debe abordarse de manera equitativa. Esto significa que se deben priorizar las áreas con mayor riesgo ambiental y social, las comunidades locales deben tener voz y se deben establecer compensaciones financieras cuando sea necesario.
No se puede esperar simplemente que las políticas nacionales que afectan la demanda de combustibles fósiles –como la promoción de fuentes de energía renovables o la fijación de precios del carbono– causen reducciones correspondientes en la extracción y venta de combustibles fósiles. Este resultado no está en absoluto garantizado, y tales medidas pueden incluso llevar a algunos gobiernos y empresas a acelerar la explotación de recursos fósiles en previsión de peores tiempos para las empresas: la llamada "paradoja verde".
Tanto la oferta como la demanda son cruciales y deben gestionarse de la manera más multilateral posible.
Contrastes y contradicciones de la COP
En la COP30 se produjeron manifestaciones indígenas masivas, pero también, como en COP anteriores, estuvo presente un gran número de cabilderos. Representaban no sólo a la industria de los combustibles fósiles, sino también a los negocios agrícolas y ganaderos que están destruyendo la Amazonia.
El propio país anfitrión es un testimonio de estas contradicciones. Su presidente, Lula da Silva, ha priorizado la creación de un fondo contra la deforestación, pero también ha aprobado nuevas exploraciones petroleras en el Amazonas por parte de la empresa estatal brasileña Petrobras, ignorando los gritos de la población indígena del país de que "Nuestra tierra no está en venta".
Todo esto sucedió cuando la Ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, llamó a todos los países a tener el coraje de abordar la necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles.
No hay nueva financiación climática
El financiamiento climático implica pagos de los países ricos, que históricamente son responsables del calentamiento global, a los países más pobres y más afectados por él. Al hablar de esto, el lenguaje oficial de la COP siempre ha evitado el término "justicia climática", más aún "reparaciones". Sin embargo, se habla de "responsabilidades diferenciadas" y de "justicia".
Lire aussie: Cómo el legado del colonialismo está haciendo que hoy sea más difícil para los países escapar de la pobreza y de los combustibles fósiles
El Acuerdo de París propuso movilizar alrededor de 100 mil millones de dólares anuales para la mitigación y adaptación al cambio climático. En la COP29 se fijó un nuevo objetivo de financiación conjunta de 300.000 millones de dólares al año hasta 2035. En comparación, esto es menos del 0,3% del PIB mundial y alrededor del 12% del gasto mundial en defensa, que crece año tras año.
En este sentido, no se propuso nada nuevo en la COP30 más que pedir un aumento de los fondos dedicados a la adaptación. Esto se reduce a pequeñas promesas y grandes incumplimientos, sin ninguna estipulación sobre cómo se distribuirán los fondos. Los fondos en sí son una mezcla de subsidios, préstamos e inversiones rentables de capital privado basadas en contribuciones voluntarias. Además, no se aclara hasta el final dónde termina el concepto de "país en desarrollo".
No se consideraron propuestas para crear fuentes específicas de financiación, como un impuesto global sobre el patrimonio o gravámenes sobre las emisiones de la aviación o el transporte marítimo.
Una nueva conferencia sobre los combustibles fósiles
En medio de tensiones entre las dos partes amargamente divididas, la COP30 terminó con una declaración final que no mencionó los combustibles fósiles y apenas mencionó la deforestación. Pero, ¿qué se puede esperar cuando las decisiones requieren un consenso absoluto, lo que significa que cada país puede vetar su aprobación?
Sin embargo, el resultado más significativo de la COP30 no fue este texto, ni siquiera el mantenimiento del marco de la COP existente. Fuera del consenso –de hecho, fuera de la propia ONU– Colombia y Países Bajos han anunciado, con el apoyo de otros 22 países, que crearán una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles. Comenzarán celebrando su propia conferencia en abril de 2026.
Esperemos que esta iniciativa abra nuevas perspectivas y los movimientos sociales sigan luchando bajo el lema que introdujeron hace muchas décadas: "Mantener los combustibles fósiles en el país".

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