Escaneo de salud en 20 segundos. Diagnóstico sobre la base de la inteligencia artificial (AI). El futuro en el que se descubren enfermedades antes de sentir los primeros síntomas. Suena como una revolución que siempre soñamos, pero ¿a qué precio? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a dar nuestra privacidad a cambio de la promesa de una vida más larga?
La salud de Neko, lanzada establecida por Daniel EC, el creador de Spotification, colocó uno de los mayores trastornos en una medicina moderna sobre la mesa. Pero junto con la innovación, aparecen preguntas incómodas. ¿Quién controla los datos médicos? ¿Qué sucede si AI está equivocado? ¿Nos enfrentamos al inicio del sistema de salud donde las aseguradoras saben más que alguien de su médico?
Datos que son de oro
Algunos escáner de salud analizan la piel, el corazón y el sistema circulatorio sin contacto físico y por segundo. Más de 70 sensores e IA capaces de procesar 50 millones de datos en tiempo de registro. Diagnósticos rápidos y detallados por solo $ 300. Sin espera larga, sin intervenciones invasivas.
En Suecia y el Reino Unido, la demanda es enorme. Pero el verdadero valor de la salud no está en escaneo, sino en la acumulación masiva de datos biométricos. Y allí la historia se volvió inquietante.
Los datos de los datos como un nuevo oro están aquí y los registros médicos son el tesoro favorito. Los bancos, productos farmacéuticos, aseguradoras y gobiernos sueñan con abordar esta información. Las Regulaciones Generales de Protección de Datos (RGPD) buscan imponer normas estrictas en Europa, pero la historia ha demostrado que la privacidad rara vez se garantiza.
¿Qué sucede si estos datos terminan en las manos equivocadas? Podrían usarse para adaptar la póliza de seguro, hacer que los tratamientos sean más caros o incluso negar el acceso a ciertos servicios médicos. ¿Puede la compañía vender esa información a terceros sin nuestro consentimiento? ¿Qué garantías no se usan para seguirnos de una manera que ni siquiera imaginamos?

Sala de diagnóstico con imágenes con técnicas de inteligencia artificial de alguien salud. Algo de salud. ¿Qué pasa si te equivocas?
El atractivo de la IA en la medicina es innegable. Diagnósticos más rápidos, detección temprana de enfermedades, eficiencia invisible.
Pero falsamente positivamente puede condenarlo a un tratamiento invasivo innecesario, al estrés y la ansiedad de la vida. Los falsos negativamente pueden deshacerse de un diagnóstico crítico y hacer que pierda las únicas oportunidades de ventana para tratar enfermedades.
¿Qué pasa si los algoritmos están sesgados? ¿Qué pasa si discrimina ciertos grupos? ¿Quién asume la responsabilidad si el diagnóstico automatizado conduce a un error fatal? ¿Doctor Who revisó los datos? ¿La compañía que programó IA? ¿Un paciente que creía en la máquina sin cuestionar?
¿Sobre todos los servicios?
Además de la privacidad y la regulación, todavía hay una pregunta inquietante. ¿Eso debe ser la función del estado, algo público? ¿Deberían estos avances tecnológicos estar al servicio de todos, no solo quién puede pagarlos? La respuesta no es fácil.
Si esta tecnología realmente puede salvar vidas, si puede descubrir el cáncer antes de que sea demasiado tarde, ¿puedo ser justo que solo aquellos con recursos puedan ser? ¿Creamos un sistema de salud de dos velocidades en el que el rico beneficio de los diagnósticos tempranos y los más vulnerables están en gracia y largas listas de espera?
La medicina del futuro no solo define cómo nos cuidamos a nosotros mismos, sino quién tiene derecho a recibir esa atención.
Alguna salud y su tecnología pueden cambiar la forma en que entendemos la medicina para siempre. Los diagnósticos más rápidos, los tratamientos preventivos y los costos drásticos de salud podrían ahorrar millones de vida. Pero a su vez, podríamos dar algo que nos hemos considerado intocables: el derecho a la privacidad y la autonomía sobre nuestra propia información de salud.
La pregunta no es si II debería ser parte de la medicina. La verdadera pregunta es cómo evitamos que su uso se convierta en una herramienta de control en las manos equivocadas. No se requiere el equilibrio entre innovación y regulación. Es urgente.
¿Se sometería a alguien de cheque de salud? Y lo más importante, ¿estaría dispuesto a pagar el precio oculto de la salud digital? El futuro está aquí, pero antes de dar el siguiente paso, es hora de establecernos si estamos realmente listos para las consecuencias.
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