El presidente Trump dijo el miércoles que Estados Unidos había incautado un petrolero frente a las costas de Venezuela, mientras aumentan las tensiones con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Usar fuerzas estadounidenses para apoderarse de un petrolero es increíblemente inusual y marca el último intento de la administración Trump de aumentar la presión sobre Maduro, quien ha sido acusado de narcoterrorismo en Estados Unidos. Estados Unidos ha creado la mayor presencia militar en la región en décadas y ha lanzado una serie de ataques mortales contra presuntos barcos de narcotráfico en el Mar Caribe y el Océano Pacífico oriental. La campaña enfrenta un creciente escrutinio por parte del Congreso.
"Acabamos de incautar un petrolero en la costa de Venezuela, un petrolero grande, muy grande, el más grande jamás incautado, en realidad", dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca, y luego agregó que "fue incautado por una muy buena razón".
Trump dijo que "están sucediendo otras cosas", pero no ofreció detalles adicionales y dijo que hablaría más sobre ello más adelante. Cuando se le preguntó qué pasaría con el petróleo a bordo del petrolero, Trump dijo: "Bueno, supongo que lo conservaremos".
La incautación fue dirigida por la Guardia Costera de Estados Unidos y apoyada por la Marina, según un funcionario estadounidense que no estaba autorizado a hacer comentarios públicamente y habló bajo condición de anonimato. El funcionario añadió que la incautación se llevó a cabo bajo la autoridad policial estadounidense.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo y produce alrededor de 1 millón de barriles por día. Excluida de los mercados petroleros mundiales por las sanciones de Estados Unidos, la compañía petrolera estatal vende la mayor parte de su producción con un gran descuento a refinerías en China.
Las transacciones suelen implicar una red compleja de intermediarios oscuros, ya que las sanciones han ahuyentado a los comerciantes más establecidos. Muchas son empresas fantasma, registradas en jurisdicciones conocidas por su secretismo. Los compradores utilizan los llamados petroleros fantasma, que ocultan su ubicación y entregan sus valiosas cargas en medio del océano antes de llegar a su destino final.
Maduro no abordó la incautación durante un discurso ante una manifestación organizada por el partido gobernante en Caracas, la capital de Venezuela. Pero dijo a sus seguidores que el país está "preparado para romperle los dientes al imperio norteamericano si es necesario".
Maduro, flanqueado por altos funcionarios, dijo que sólo el partido gobernante puede "garantizar la paz, la estabilidad y el desarrollo armonioso de Venezuela, América del Sur y el Caribe".
Maduro ha insistido anteriormente que el verdadero propósito de las operaciones militares estadounidenses es obligarlo a dejar el cargo.
Durante negociaciones pasadas, entre las concesiones que Estados Unidos le hizo a Maduro estuvo la aprobación para que el gigante petrolero Chevron Corp. reanude el bombeo y la exportación de petróleo venezolano. Las actividades de la corporación en el país sudamericano resultaron en un salvavidas financiero para el gobierno de Maduro.
La incautación se produce un día después de que el ejército estadounidense volara un par de aviones de combate sobre el Golfo de Venezuela en lo que parecía ser lo más cerca que habían estado los aviones de combate del espacio aéreo del país sudamericano. Trump ha dicho que los ataques terrestres se producirán pronto, pero no ha ofrecido más detalles.
La administración Trump se enfrenta a un escrutinio cada vez mayor por parte de los legisladores por la campaña de ataques a barcos, que ha matado al menos a 87 personas en 22 ataques conocidos desde principios de septiembre, incluido un ataque de seguimiento en el que murieron dos supervivientes que se aferraban a los restos de un barco después del primer impacto.
Algunos expertos legales y demócratas dicen que esa acción puede haber violado las leyes que rigen el uso de fuerza militar letal.
Los legisladores exigen obtener videos sin editar de los ataques, pero el secretario de Defensa, Pete Hegseth, dijo el martes a los líderes del Congreso que todavía estaba sopesando si publicarlo o no. Hegseth proporcionó una sesión informativa clasificada para los líderes del Congreso junto con el secretario de Estado Marco Rubio y el director de la CIA, John Ratcliffe.
No quedó inmediatamente claro el miércoles quién era el propietario del petrolero ni con qué bandera nacional navegaba. La Guardia Costera remitió una solicitud de comentarios a la Casa Blanca.
Madhani y Toropin escriben para Associated Press. La escritora de AP Regina García Cano en Caracas, Venezuela, contribuyó a este informe.
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