No hay nada más atractivo para el platelminto de la especie _Postenterogonia orbicularis_, originaria de Oceanía, que un delicioso mejillón. Los percebes, sin embargo, no eran un plato de su agrado. Así lo demuestra un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Oviedo que desarrolló un estudio experimental para analizar qué prefiere y cuánto come esta nueva especie invasora.
Su aparición en las costas de Galicia, Asturias y País Vasco genera preocupación sobre cómo podría afectar a la biodiversidad de sus mares. La presencia de esta especie de platelminto en el mar Cantábrico se publicó por primera vez en la revista científica Regional Studies in Marine Science 2022. Se trata del primer descubrimiento de esta especie en Europa y fuera de su hábitat natural, concretamente en Nueva Zelanda y Australia. La globalización y el transporte marítimo internacional favorecen la introducción de organismos exóticos en ecosistemas alejados de su hábitat natural. Aunque todavía no se sabe con certeza cómo llegó a la costa norte de España, la prioridad actual se centra en determinar los posibles impactos ecológicos y económicos que esta invasión podría producir en el mar Cantábrico.
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Mejillones, menú favorito de los platelmintos invasores
En su zona de origen, la planaria está catalogada como una especie nociva para la acuicultura de moluscos, especialmente mejillones, ostras y almejas, porque se alimenta de estos animales. Por tanto, se podría considerar que su presencia en el norte de España podría tener consecuencias similares en las balsas locales, plataformas de madera que se colocan en el mar para el cultivo o cría de mejillones y otros moluscos.
El cultivo del mejillón en el Cantábrico, aunque no tan extenso como en otras zonas de España, todavía tiene un peso importante tanto en la economía local como en la tradición gastronómica, lo que nos inspira a cuidarlo.
Para evaluar esta hipótesis, nuestro equipo de investigación desarrolló un estudio experimental para analizar qué prefiere y cuánto come esta nueva especie invasora. Para ello, se recolectaron muestras de platelmintos en diferentes tipos de hábitats: zonas intermareales naturales, zonas portuarias, así como balsas utilizadas para el cultivo de moluscos. Esta diversidad de sitios nos permitió obtener individuos expuestos a diferentes condiciones ambientales.
Una vez recolectados, los gusanos fueron transportados cuidadosamente al laboratorio. Allí, cada muestra fue colocada en un tanque individual de agua de mar para asegurar su bienestar y evitar interacciones que pudieran alterar los resultados. Se prepararon un total de 60 tanques, organizados en grupos de diez, para facilitar su control y mantenimiento durante el experimento.
El experimento consistió en ofrecer a los gusanos tres posibles presas: mejillones (Mytilus galloprovincialis), ostras (Magallana gigas) y almejas (Pollicipes pollicipes). Después de 24 horas, los resultados mostraron que los platelmintos rechazaban consistentemente los mariscos, consumían ostras con moderación y mostraban una fuerte preferencia por los mejillones.
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Implicaciones para la biodiversidad y la acuicultura en el Mar Cantábrico
Dado el comportamiento observado, se repitió el experimento utilizando únicamente mejillones. Los datos obtenidos revelaron que cada ejemplar de P. orbicularis consume una media de 0,35 gramos de mejillones al día. Para medir este valor se puede tomar como referencia una de las balsas muestreadas, donde un cabo contenía aproximadamente 13 kilogramos de mejillones y albergaba 170 platelmintos. A este ritmo de consumo, esta población podría comerse todos los mejillones del Cabo en unos 131 días, o poco más de cuatro meses.
Si bien se analizó el comportamiento depredador de este tipo de platelmintos, también se realizó un estudio sobre su reproducción y desarrollo larvario, ya que no se tenía información al respecto. Se ha observado que, además de su capacidad de regeneración, estos gusanos presentan un desarrollo larvario que dura unos 13 días y culmina en la larva trocófora, estadio que permanece flotando en la columna de agua y puede sobrevivir así hasta tres meses.
Tras este periodo, la larva sufre una metamorfosis que da lugar a un platelminto adulto. Además, el hallazgo de individuos de diferentes tamaños y la presencia constante de ejemplares a lo largo del año sugieren que esta especie está bien establecida en la costa cantábrica.
Nuestra investigación muestra el impacto potencial que la expansión de P. orbicularis podría tener en la industria acuícola del Mar Cantábrico, especialmente en el cultivo de mejillón. El estudio de especies exóticas e invasoras como esta no sólo proporciona información básica sobre su biología y comportamiento, sino que también es fundamental para diseñar estrategias de gestión y control que protejan un sector económico clave para el norte de España.
Una respuesta conjunta entre instituciones de investigación, organismos públicos y entidades privadas será la clave para gestionar eficazmente la presencia de esta especie y prevenir consecuencias negativas para el medio marino y la acuicultura en el Mar Cantábrico.
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