"Si te vas... me quedaré en este callejón sin salida".
Esa frase, de una de las canciones míticas de Robbo Iniesta, resuena hoy como un sentimiento compartido por miles de seguidores que se despiden del artista tras conocer la noticia de su último adiós. La inesperada muerte de Robbo Iniesta (1962-2025), ocurrida en la madrugada del 10 de diciembre a los 63 años, sacudió al país: las redes se llenaron de sentidos homenajes, a los que se sumaron artistas y personajes públicos de todos los ámbitos.
¿Quién era Robbe Iniesta?
Quienes lo seguimos desde hace décadas sabemos que no solo era su música lo que nos unía, sino también la certeza de que sus letras envolvían y daban forma a emociones difíciles de nombrar. Robe no fue sólo un referente de la música en español; Para muchos, fue quien reinventó la sensibilidad del rock nacional, marcó la forma de ver la vida y creó una obra capaz de trascender generaciones enteras.
En los últimos conciertos del cantante se pudo ver ese legado obvio: público de todas las edades compartiendo las letras míticas; rockeros que abren con baladas; los fanáticos del pop descubren el poder de los sonidos más crudos; padres que crecieron en Extremodura acompañados de hijos que heredaron ese apego; y jóvenes debutantes que encontraron en sus directos una calidad y una sensibilidad musical que parecían venir de otra época y, al mismo tiempo, por delante de todos.
'Si te vas', de Extremodor. roca transgresora
Roberto Iniesta Ojeda nació en Plasencia en mayo de 1962 y su interés por la música y la escritura le llevó a formar con 20 años Dosis Letal, el grupo que precedió a su proyecto más famoso: Extremoduro. Esta nueva banda se creó en 1987 como un proyecto local y autogestionado, que grabó su primer disco con una especie de crowdfunding antes de que existiera el término. El resultado, Rock transgresivo (1989), dio nombre al estilo que marcaría el resto de sus álbumes posteriores, 11 en total.
Extremoduro pasó del underground a la vanguardia del rock español, especialmente después de Águila (1996), un disco que introdujo arreglos más complejos -como en el tema "So Paiaso"- y consolidó a Robe como un compositor único, capaz de unir metáfora, humor negro y una profundidad emocional poco común en el género.
Durante su etapa de madurez, Rob desarrolló una poética más introspectiva y elaborada. Y Absolute Minority (2002) consolidó el prestigio de la banda con himnos como "La vereda de la puerta de atrás" o "Standby", mientras que el conceptual La lei innata (2008) los catapultó a la consagración definitiva.
Este último disco, considerado una de las propuestas más ambiciosas del rock español, rompió los esquemas de la industria con una estructura continua en seis movimientos, enmarcados por una introducción y una coda, como si de una sinfonía clásica se tratara. Entre sus canciones, que duplican o incluso triplican la duración de una canción convencional, se incluyen auténticas joyas como "Dulce introducción al caos", cuyos acordes iniciales forman ya parte de la historia de la música en España.
En aquellos años Extremoduro movilizaba auténticas multitudes. En 2008 reunió a más de 400.000 personas en 48 conciertos por toda España. La gira finalizó con dos noches consecutivas en el entonces Palacio de los Deportes (hoy Movistar Arena) de Madrid, con 14.000 asistentes en cada fecha, en una época en la que tales cifras eran mucho más escasas que hoy.
Su siguiente gran gira llegó en 2014, con un directo de más de tres horas y una calidad inigualable. Yo, personalmente, nunca olvidaré aquel concierto en la Plaza de Toros de Las Ventas el 13 de septiembre. En esos espectáculos, el público se organizaba en zonas marcadas para "películas" y "tranquilo", aunque Rob siempre insistía en que cada uno se "parara" donde quisiera... en todos los sentidos.
Con el tiempo, la energía del directo se fue apagando, pero no su conexión con el público ni la vigencia de la pieza. Hoy en día, Extremoduro cuenta con cerca de dos millones de oyentes mensuales en Spotify, a pesar de no haber lanzado un disco en más de doce años.
En definitiva, a través de sus 105 canciones originales, la banda creó himnos del rock español y un catálogo que desafió los estándares musicales. Su libertad creativa se convirtió en su sello inconfundible: extremo y duro. El nombre de la banda siempre ha llevado consigo esa doble lectura, llena de intenciones, que los fans hemos acogido con agrado desde el principio.
Una leyenda sin fronteras, un legado infinito
A partir de 2015, Rob inició su carrera en solitario en una versión más depurada del creador, con un mayor componente literario y conceptual. Maieutica, de nuevo con estructura sinfónica, es una de las obras más brillantes del cantante en su última etapa. Un disco con mucha música nueva y sonidos que, a su vez, recordaban a los de siempre.
La historia de Robbe Iniesta no es sólo la historia de un músico, sino también la de un creador que convirtió la marginalidad en poesía, la rebelión en filosofía cotidiana y el rock español en un refugio emocional compartido. Muchas de sus frases trascendieron la música para terminar impresas en cuadernos, camisetas, paredes, cuadernos de secundaria y, sobre todo, en la piel de miles de personas. Algunos como "sueña que sueña con ella; si le espera el infierno, quiero derretirme en tu fuego como si fuera de cera", "Bebe cerveza azul para recordar su cabello" o "¿Dónde están los besos que te debo? En una caja… para que nunca lleve conmigo mi corazón, por si me lo quitan por mucho que pase el tiempo".
Hoy tenemos el corazón apretado, como en aquel cuadro del que habló en "A fuego", sabiendo que no habrá más canciones de Robe, pero también agradecidos por el legado infinito que nos deja y que, ahora más que nunca, seguirá resonando en nosotros.
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