En 2025, y tras años de crecimiento imparable, la industria de la moda de lujo está viendo una disminución de sus ingresos y una pérdida de confianza de los clientes. Especialmente las generaciones más jóvenes, Z y alfa (nacidos a partir de 1995).
Si bien la sostenibilidad (o la falta de ella) no parece ser la causa de este declive, se está convirtiendo en una de las soluciones. Los consumidores ahora están dispuestos a pagar más por productos más sostenibles. Además, se espera que el mercado de productos de lujo sostenibles aumente un 9,1% anual entre 2024 y 2034, hasta alcanzar los 162.900 millones de dólares.
¿Estamos preparados para la moda de lujo sostenible?
Las empresas de lujo son sensibles a las presiones regulatorias y del mercado sobre la sostenibilidad, incluida una serie de leyes europeas redactadas tras la firma del Pacto Verde. Sin embargo, sus acciones no están explícitamente alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estas prácticas suelen basarse en el cumplimiento de normativas de obligado cumplimiento y se centran en aspectos que mejoran su reputación y la percepción del consumidor.
En particular, sus esfuerzos se centran en los Objetivos de Desarrollo Sostenible como la igualdad de género (ODS 5), el trabajo decente (ODS 8), el consumo responsable (ODS 12), la acción climática (ODS 13) y la consecución de estos objetivos (ODS 17). Por el contrario, hay una notable falta de énfasis en los ODS relacionados con la erradicación de la pobreza, el hambre, la educación, la reducción de la desigualdad, la sostenibilidad urbana y la protección de los ecosistemas (ODS 14 y 15).
La cuestión es que, por ejemplo, en la lucha contra el hambre y la pobreza, la forma en que se obtienen y tratan algunas materias primas básicas en la cadena de suministro de lujo -e incluso se reinterpreta el patrimonio cultural- es algo que afecta a las comunidades locales, independientemente de lo que se decida en los centros administrativos.
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Diferentes marcas, diferentes formas de sostenibilidad
Las propuestas de moda de lujo sostenible no son homogéneas, pero cada marca ha establecido su propio compromiso con la sostenibilidad. Por otro lado, muchos llegan tarde a la consecución de sus objetivos.
Las diferencias en el compromiso de las marcas de lujo con la sostenibilidad suelen estar vinculadas a su identidad. Stella McCartney encarna este compromiso, que se materializa en el uso de fibras orgánicas y cuero vegano en sus productos.
La casa italiana Bottega Veneta ofrece cuidado y mantenimiento para sus bolsos intrecciato, que también son una muestra de artesanía.
Vuitton y Gucci se han centrado más en aspectos medioambientales como la eficiencia energética. Ralph Lauren ha renunciado recientemente a ser una empresa de cero emisiones para 2040 y persigue objetivos más realistas, como reducir las emisiones en un 30% para 2030.
El Grupo Puig, propietario de marcas como Carolina Herrera, ha conseguido un 74% de uso de energía renovable y ha reducido sus emisiones un 23%. El grupo LVMH recicló más de 290.000 m² de material, impulsa proyectos para defender la biodiversidad y lanzó el programa de socios comerciales LIFE 360 para reducir sus emisiones indirectas, que suponen el 96% de su huella de carbono.
mucho trabajo
A pesar de estos avances, aún queda mucho por hacer. Según el Fashion Revolution Index 2025, la transparencia media en el sector es de sólo el 14%. El informe advierte de que muchas marcas de lujo siguen produciendo en exceso sin informar de sus emisiones indirectas ni de toda su cadena de suministro.
También hay sombras en el ámbito de la gobernanza. La Unión Europea multó recientemente a Chloe, Gucci y Loewe por violar las normas de competencia.
Por otro lado, marcas como Prada, Fendi, Louis Vuitton y Bottega Veneta siguen utilizando cueros y pieles exóticas en sus colecciones a pesar de la presión de las asociaciones animalistas, que intentan impedir su sacrificio y maltrato con estos fines.
Aunque estas empresas cuentan con certificados que garantizan proveedores seguros o políticas de bienestar animal, esto no es suficiente para los activistas.
Sostenibilidad del valor
Sin embargo, aunque los métodos de producción están cambiando, el consumidor tiene la última palabra. El principal motivo para comprar moda de lujo es la calidad y el estatus, pero también se empieza a valorar la sostenibilidad. Sin embargo, todavía hay clientes que siguen prefiriendo prendas confeccionadas con tejidos naturales a aquellas confeccionadas con fibras recicladas.
El término reciclado puede parecer contrario a la importancia de la calidad y la exclusividad en este sector. Por tanto, las estrategias para promover el lujo sostenible deben abordarse con cautela. La clave parece ser mantenerse alineado con los atributos centrales del lujo. Es decir, diseño, herencia, calidad, durabilidad y atemporalidad.
Promover el lujo sostenible
Hacer que el cliente se sienta orgulloso de la sostenibilidad de sus productos de lujo puede ayudar a conseguir el objetivo marcado. Sin embargo, no debemos perder de vista el riesgo del greenwashing.
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Leyes como la Directiva europea sobre reclamaciones ecológicas tienen como objetivo regular las reclamaciones medioambientales de las empresas para evitar el engaño. Su cumplimiento, junto con el uso de herramientas que garanticen la trazabilidad de las prendas y controlen la credibilidad de las declaraciones de los fabricantes, pueden promover el crecimiento de una moda de lujo más sostenible.
Por otro lado, existe una gran oportunidad de negocio en el mercado de segunda mano. Algunas estimaciones indican que en 2033 superará los 65 mil millones de dólares. Así, se puede promover la sostenibilidad a través de la economía circular, con iniciativas como alquilar o intercambiar ropa de lujo que en sí misma crea una experiencia de usuario.
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Lujo, sostenibilidad, innovación y diferenciación
Queda en el aire si el lujo puede alcanzar la sostenibilidad y si los consumidores están realmente dispuestos a consumir un lujo más responsable y menos clásico.
Para avanzar hacia un modelo sostenible, las empresas pueden desarrollar modelos de cocreación. En estos modelos pueden intervenir diferentes agentes: proveedores de materiales, diseñadores, distribuidores e incluso empresas de recogida de residuos textiles.
Un ejemplo es Stella McCartney y su colaboración con Adidas y la plataforma Clevercare. A través de esta plataforma se establece comunicación con los consumidores con el fin de promover hábitos de cuidado de la ropa. Otras casas como Dolce&Gabbana tienen modelos de cooperación con sus proveedores para reducir emisiones y mejorar la trazabilidad.
La sostenibilidad es un desafío para el lujo, pero también puede ser su activo más audaz: una forma de innovar y diferenciarse.
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