Los canadienses pagan más que nunca por la comida. El Informe sobre precios de los alimentos de Canadá para 2025 estima que una familia de cuatro personas gastará hasta 801 dólares más en alimentos este año, y se espera que los precios generales aumenten entre un tres y un cinco por ciento.
En respuesta, cada vez más personas cultivan sus propios alimentos. Una encuesta nacional de 2022 encontró que poco más de la mitad de los encuestados cultivan frutas o verduras en casa, y casi uno de cada cinco comenzó durante el primer año de la pandemia de COVID-19.
Los gobiernos municipales han tomado nota y han desarrollado estrategias alimentarias y de agricultura urbana que prometen más espacios verdes, mejor acceso a alimentos frescos, comunidades más fuertes y, en ocasiones, beneficios climáticos. ¿Pero realmente cambian las condiciones sobre el terreno?
Esa pregunta está en el centro de nuestro nuevo estudio publicado en el Journal of Agriculture, Food Systems, and Community Development.
London, Ontario, adoptó la primera estrategia independiente de agricultura urbana de Canadá en 2017. Fue una señal esperanzadora de que los alimentos y la agricultura urbana finalmente tienen un lugar en la agenda municipal. Sin embargo, casi ocho años después, muchos de los objetivos de la estrategia siguen sin cumplirse.
A partir de entrevistas y un taller con 56 productores urbanos, organizaciones comunitarias y personal de la ciudad de Londres, descubrimos cómo una estrategia prometedora puede estancarse sin un liderazgo, recursos y seguimiento claros.
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Por qué la agricultura urbana es importante
La agricultura urbana abarca todo, desde jardines traseros y balcones hasta jardines comunitarios, pequeñas operaciones comerciales, granjas en azoteas y proyectos comunitarios que procesan y distribuyen alimentos.
Las investigaciones vinculan estas actividades con una mejor salud mental, conexiones sociales más sólidas y un mejor acceso a alimentos frescos, especialmente para las comunidades de bajos ingresos, los inmigrantes y los ancianos.
La demanda de alimentos locales y espacio para el jardín ha aumentado en Londres durante la pandemia. El Banco de Alimentos de Londres ha informado de un aumento del 92 por ciento en la demanda de donaciones de alimentos de 2021 a 2023. Los jardines comunitarios de toda la ciudad tienen largas listas de espera. No hay falta de interés ni necesidad de comida local; la pregunta es si las políticas de la ciudad lo apoyan.
¿Qué estrategia ha cambiado y cuál no?
Descubrimos que la estrategia de agricultura urbana de la ciudad ayudó a promover la agricultura urbana de manera significativa. Los participantes de la encuesta nos dijeron que ayudó a "poner la comida en la agenda" del Concejo Municipal, apoyando la zonificación y las actualizaciones de los estatutos que facilitan el cultivo de alimentos en la ciudad.
Pero cuando preguntamos a los productores urbanos y a las organizaciones comunitarias en qué medida la estrategia influyó en su trabajo diario, el panorama se volvió más complicado. Aproximadamente un tercio de las personas con las que hablamos nunca habían oído hablar de la estrategia, a pesar de su participación activa en la agricultura urbana.
Otros sabían que existía, pero no estaban seguros de qué acciones se habían tomado realmente. Varios lo describieron como un "buen punto de partida" que no contaba con el apoyo del personal ni de los fondos necesarios para su plena implementación.

Vista aérea de la granja Urban Roots en London, Ontario. La demanda de alimentos locales y espacio para el jardín ha aumentado durante la pandemia de COVID-19. (Urban Roots London), proporcionado por el autor (sin reutilización)
La estrategia llegó sin un puesto ni un presupuesto concretos. La responsabilidad estaba repartida entre los departamentos de la ciudad y nadie estaba monitoreando el progreso. El personal de apoyo ayudó en lo que pudo, pero la capacidad limitada significó que dependieran de la comunidad para impulsar el cambio.
Los desafíos comunes mencionados por los productores urbanos y las organizaciones comunitarias fueron procesos poco claros de zonificación y permisos, falta de tierra disponible para jardinería a largo plazo y apoyo financiero mínimo, lo que llevó a una dependencia excesiva de los voluntarios. La estrategia ayudó a normalizar la agricultura urbana en Londres y abrió algunas puertas, pero no transformó el sistema.
Uno de los temas más fuertes de nuestra investigación fue la presión sobre la capacidad de la comunidad. Como muchas ciudades, la agricultura urbana en Londres está impulsada por voluntarios, pequeñas organizaciones sin fines de lucro y empresas sociales. Estos grupos están profundamente comprometidos pero enfrentan una demanda creciente, necesidades sociales complejas y una financiación inestable. Pedirles que elaboren una estrategia municipal sin el apoyo adecuado no es realista.
Esto refleja los hallazgos de otras ciudades. Los análisis de las políticas de agricultura urbana en Canadá y Estados Unidos muestran que el entusiasmo local a menudo triunfa sobre el apoyo institucional.
Las estrategias tienden a celebrar el potencial de la agricultura urbana, pero prestan menos atención al acceso equitativo a la tierra, las condiciones laborales y la realidad económica del cultivo de alimentos en las ciudades.
Cómo las ciudades pueden ayudar a la agricultura urbana

Una granja urbana en el barrio Downtown Eastside de Vancouver. Los desafíos comunes mencionados por los productores urbanos fueron procesos poco claros de zonificación y permisos, falta de tierra disponible y apoyo financiero mínimo. PRENSA CANADIENSE/Darryl Dick
Si otras ciudades quieren evitar los problemas crecientes de Londres, nuestra investigación señala algunos pasos concretos que pueden tomar:
Asigne una responsabilidad clara. Asigne una tarea a un departamento específico, designe personal líder y asigne recursos continuos. Sin él, es probable que las acciones se retrasen, se olviden o se realicen poco a poco.
Simplifica reglas y centraliza la información. Cree sitios web accesibles y documentos de orientación que describan qué está permitido, qué permisos se requieren, cómo acceder al terreno y a quién contactar.
Una zona de cultivo segura. Mapear tierras subutilizadas, integrar la producción de alimentos en los parques y utilizar arrendamientos a largo plazo o fideicomisos de tierras para brindar mayor seguridad a los proyectos liderados por la comunidad.
Trate a los socios comunitarios como coplanificadores. Desarrollar estrategias junto con profesionales, incluidos aquellos de comunidades subrepresentadas y marginadas. Incorpórelos al proceso desde el principio y apoye su plena participación, en lugar de pedirles su opinión una vez que se hayan tomado las decisiones.
La agricultura urbana no solucionará la inseguridad alimentaria: los mayores determinantes siguen siendo los ingresos, la vivienda, el apoyo social y una política más amplia del sistema alimentario. Pero nuestros hallazgos en Londres muestran que aún puede generar valor público.
Al comprometerse a implementar y tratar el cultivo de alimentos como una parte clave de la infraestructura urbana, los municipios pueden construir ciudades más saludables, mejor conectadas y más sostenibles.
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