En las Navidades de 2011, la llegada de Diego Pablo, El Chol, Simeone al banquillo del Atlético de Madrid transformó el club. Desde el primer día, el técnico argentino, que fue jugador y capitán del club en los años noventa del siglo pasado, inmediatamente le imprimió una nueva mentalidad que fue el eje sobre el que giró la reconstrucción institucional y deportiva del Atlético de Madrid.
En noviembre de 2025, la evolución del Atlético de Madrid da un paso más -esta vez desde el punto de vista de su estructura accionarial- al entrar como accionista mayoritario en Apolo Sports Capital (ASC), filial del grupo Apolo Global Management, especializado en inversiones en el ámbito del deporte y el entretenimiento.
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Verano de decepción
El verano de 2011 marcó un punto de inflexión para el Atlético de Madrid. Al final de la temporada 2010-2011, el argentino Sergio Agüero anunció que "su etapa en el Atlético de Madrid había terminado", provocando una intensa oleada de salidas que fue recordada como una "victoria".
En pocas semanas se concretó la marcha de figuras como Diego Forlán o David de Gea, mientras el equipo apenas reforzaba su plantilla. Esto generó enormes dudas sobre la capacidad del técnico Gregory Manzano para afrontar con garantías la pretemporada. Este choque estructural reflejó, más que el habitual mercado de fichajes, una crisis de proyecto, de identidad deportiva y de continuidad en el club rojiblanco. La salida del líder ha dejado al Atleti debilitado, con un calendario exigente y sin apenas margen de error.
Unos meses después de aquel turbulento verano, la realidad no era mucho mejor. El Atleti fue eliminado tempranamente de la Copa del Rey por el Albacete Balompié (equipo de segunda división) y en diciembre de 2011 estaba cerca de la zona de descenso.
En ese contexto de crisis deportiva (que amenazaba con volverse estructural), el 23 de diciembre de 2011 se tomó una decisión que marcaría un punto de inflexión para el club: la contratación de Diego Pablo Simeone como nuevo entrenador del equipo.
Primera entrevista de Chol Simeone como técnico del Atleti, 27 de diciembre de 2011. Fuente: YouTube, Atlético de Madrid. La era Simeone: crecimiento y éxitos
La evolución del Atleti durante la era Simeone es un ejemplo de la simbiosis entre éxito deportivo y crecimiento institucional. Desde que llegó a finales de 2011, el técnico argentino ha ganado dos Ligas, dos Europa League, dos Supercopas de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Además, disputó dos finales de la Liga de Campeones.
Este récord, sin precedentes en la historia moderna del club, coincidió con una continua expansión de sus dimensiones sociales y económicas: el número de socios superó los 140.000 (más del doble que en el primer año) y la facturación aumentó de unos 100 millones de euros a casi 400 millones.
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El éxito sobre el césped impulsó la marca global que permitió financiar su traslado desde Manzanares al nuevo estadio, el Metropolitano, en la Avenida Arsentales, y situó al club entre las veinte entidades deportivas más valiosas del mundo. Un salto que parecía inimaginable en el verano de la "victoria".
Nueva estructura accionaria
Según el acuerdo anunciado el 10 de noviembre de 2025, ASC pasará a ser el principal propietario del club, aunque sus actuales máximos dirigentes, Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo, seguirán siendo accionistas (minoritarios) y conservarán sus cargos de consejero delegado y presidente.
El pacto prevé una inyección de capital destinada a apoyar los planes a largo plazo del club: reforzar la solidez financiera, la competitividad deportiva y el compromiso con la comunidad. También está el desarrollo de la Ciudad Deportiva, cerca de su estadio, que por motivos de patrocinio se llamará Riyadh Air Metropolitan hasta al menos 2033.
El nuevo dueño del Atleti es una empresa especializada en inversiones en deportes y entretenimiento. Es el capital permanente de las sociedades holding; Es decir, no opera con plazos de salida fijos (como los tradicionales fondos de capital privado), sino que pretende seguir siendo un socio a largo plazo de las entidades deportivas en las que invierte. En el contexto de colaboración con el Atlético de Madrid, este perfil encaja en la estrategia anunciada de reforzar la estabilidad financiera, la competitividad deportiva y el desarrollo de infraestructuras relacionadas con el club.
Si el objetivo final de un fondo como Apollo Sports Capital es crear valor, es inevitable preguntarse: ¿qué puede crear más valor para un club de fútbol que ganar la Liga de Campeones?
Éxitos deportivos y ganancias económicas.
En la historia reciente, inversores individuales como Roman Abramovich en Chelsea o Silvio Berlusconi en Milán han demostrado que ganar un título europeo importante puede multiplicar tanto el prestigio global como el valor económico de una entidad deportiva.
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Sin embargo, mientras esos proyectos se basaban en el mecenazgo personal y la lógica del consumo ilimitado, los fondos institucionales como Apollo operan bajo parámetros diferentes: buscan estabilidad financiera, sostenibilidad y retornos mensurables en el tiempo.
Entonces, surge la pregunta de si el modelo de capital paciente -en el que la inversión es a largo plazo y no se espera un retorno rápido, sino beneficios más significativos en el futuro- puede ser compatible con la naturaleza impredecible y emocional del fútbol de élite.
Ganar-ganar: fans y accionistas
El gran reto del Atlético de Madrid en esta nueva etapa será alinear los intereses de sus stakeholders: la afición -base anímica e histórica del club- aspira a fichajes ambiciosos, victorias rotundas y, en definitiva, títulos. Mientras tanto, los nuevos accionistas luchan por la sostenibilidad económica y la creación de valor a largo plazo.
Alinear ambas dimensiones no es una tarea fácil; Implica redefinir la gestión del club para equilibrar la pasión y la prudencia financiera. El Atlético ya fue pionero en la investigación de nuevos modelos de relación con su comunidad: a principios de 2020 lanzó, a través de la plataforma Socios.com, fan tokens con los que pretendía, a través de la tecnología blockchain, hacer que sus seguidores se sintieran más implicados en el día a día del club. Sin embargo, hoy estos activos se comercializan a valores mínimos, lo que es un reflejo del poco papel real que tenían los tokenistas en la toma de decisiones.
La entrada de Apolo reabre así el debate sobre cuál debería ser el modelo de gestión más eficaz para un club como el Atleti.
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¿Y ahora qué?
El desafío para el Atlético de Madrid es aún más complejo cuando se enmarca en el ecosistema diferenciado del fútbol español, históricamente dominado por el FC Barcelona y el Real Madrid. Ambos clubes concentran la mayor parte de los ingresos comerciales y televisivos, y además ejercen una influencia estructural en la narrativa mediática y institucional. Su capacidad para duopolizar la atención (y con ella los ingresos procedentes de patrocinadores, audiencias y derechos de imagen) deja a otros competidores en una posición desigual y desventajosa.
La trayectoria del Atlético de Madrid a lo largo de los últimos quince años resume, en gran medida, la transformación del fútbol europeo en una industria global. Desde la crisis de identidad de 2011 pasando por la consolidación del holismo hasta la actual entrada de Apollo Sports Capital, el club ha pasado de ser una institución con problemas estructurales a un activo financiero de interés internacional.
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Pero esta evolución también presenta una paradoja: cuanto más sólido es un proyecto empresarial, más difícil resulta preservar su alma popular. El desafío para el Atleti (y, más ampliamente, para el fútbol moderno) es encontrar un equilibrio entre capital y sentimiento, entre beneficio económico y pertenencia emocional.
Si lo consigue, podrá demostrar que en el siglo XXI todavía es posible competir con los grandes, sin perder la esencia de un club que lleva más de un siglo superando a varias generaciones rojiblancas.
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