
Pregunta de Juan, 16 años, del IES Sierra de las Villas, Villacarrillo (Jaén)
Si miras atentamente las puntas de tus dedos, verás una red de curvas, espirales y ramas. Se llaman crestas papilares y permiten que, junto con los surcos entre ellas y las secreciones de nuestra piel (sudor y grasa), formen un "dibujo" o huella digital al tocar un objeto.
El desarrollo de estas crestas papilares se produce en el feto -entre la semana 10 y 16 de gestación- y depende de la interacción entre nuestros genes, el crecimiento del tejido cutáneo y el movimiento, presión y posición del feto dentro del útero.
Este complejo proceso significa que ni siquiera los gemelos idénticos tienen las mismas huellas dactilares. Aunque la policía los usa para resolver crímenes, en realidad parecían ayudarnos a tocar, agarrar y explorar lo que nos rodea.
Su existencia ofrece muchas ventajas.
Por tanto, las huellas dactilares tienen una función básica: nos ayudan a interactuar con el mundo. Los científicos coinciden en que cumplen tres funciones principales:
1. Mejorar el agarre. Las crestas papilares aumentan la fricción, al igual que la banda de rodadura de los neumáticos o los zapatos. Gracias a ellos podremos sujetar objetos pequeños o resbaladizos sin que se escapen, incluso con las manos mojadas.
2. Distribuya la presión. Al agarrar algo, las crestas distribuyen mejor la fuerza y evitan daños o desgaste fácil de la piel.
3. Aumentar la sensibilidad táctil. Debajo de la cresta hay terminaciones nerviosas que detectan vibraciones y texturas muy finas. Por tanto, las crestas actúan como "amplificadores" del tacto, permitiéndonos sentir con mucha más precisión.
En otras palabras, nuestras huellas son una adaptación evolutiva que nos permitió manipular herramientas, escalar o tocar de manera más eficiente. Gracias a ellos, tareas cotidianas como desbloquear el teléfono o abrir un tarro son mucho más sencillas.
Pero, además, las crestas papilares tienen otra misión: canalizar el sudor. En la parte superior de muchas crestas, los poros de las glándulas sudoríparas ecrinas se abren y liberan pequeñas cantidades de agua y sal. Esto no sólo ayuda a regular la temperatura corporal, sino que también mejora el contacto con las superficies, aumentando la fricción.
De la evolución al laboratorio forense
Aunque nuestras huellas digitales evolucionaron para estos propósitos táctiles, tres propiedades las convierten en una herramienta indispensable para la identificación humana:

Toma de huellas dactilares en el lugar del robo. Wikimedia Commons, CC BI
1. Son únicos: cada persona tiene un diseño que nunca antes se ha repetido.
2. No cambian: permanecen inalterables durante toda la vida, salvo que existan heridas muy profundas.
3. Son perennes: aparecen antes del nacimiento y persisten incluso después de la muerte.
Gracias a ello, la toma de huellas dactilares (la ciencia que estudia las huellas dactilares, nacida a finales del siglo XIX) se ha convertido en un pilar de las investigaciones criminales.
Nacido sin dejar rastro
Sin embargo, algunas personas nacen con la piel de los dedos completamente lisa. Sufren un trastorno genético muy raro, localizado en el gen SMARCAD1, llamado adermatoglifia. Este trastorno es tan raro que las familias afectadas en el mundo se pueden contar con los dedos de una mano... incluso si esa mano no tiene huellas.
En realidad, las personas con adermatoglifia llevan una vida normal, pero pueden tener más dificultades para manipular objetos o regular el sudor en estas zonas. En la vida cotidiana, pueden encontrar obstáculos inusuales: desde problemas con el control de pasaportes hasta dificultades para utilizar el sistema de reconocimiento de huellas dactilares en los teléfonos móviles.
Mucho más que una "firma" biológica
Ahora que ya sabes todo esto, la próxima vez que desbloquees tu teléfono con el dedo o dejes una huella en el cristal, recuerda que las huellas dactilares son el resultado de millones de años de evolución que te ayudan a comprender, sentir y explorar el mundo con tus manos.
Al fin y al cabo, cada una de nuestras huellas nos susurra un secreto: nacimos únicos, vivimos únicos y dejamos una huella única en el mundo porque nunca ha habido ni habrá nadie como tú.

El Museo Interactivo del Parque de las Ciencias de Andalucía y su Unidad de Cultura Científica e Innovación colaboran en la sección The Conversation Junior.
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