Los antiguos canteros de las logias masónicas decían que cada piedra recuerda a su propia catedral. En Gaza, cada grano de polvo nos recuerda nuestro hogar. Ese polvo sobre las avenidas derrumbadas lo levanta un viento que no entiende de política; y nadie imagina una hormigonera paciente, dispuesta a devolver la arena a la forma de una pared, un patio o una escuela.
¿Cuánto fue destruido?
Las cifras son sencillamente asombrosas: los mapas satelitales de UNOSAT de agosto identifican más de 102.000 estructuras destruidas, 17.421 gravemente dañadas y 41.895 afectadas. En conjunto, esa fracción representa dos tercios de la tierra edificada, con picos del 84% al 92% en Beit Hanun, Shujaya, Khan Yunis y el norte de la ciudad de Gaza. El coste de la reconstrucción de viviendas, agua, salud y educación supera los 70 mil millones de dólares, según datos de la ONU/PNUD.
Los escombros tampoco son una metáfora: con más de 50 millones de toneladas de escombros que contienen entre el 5% y el 10% de bombas lanzadas que no explotaron, esto aumenta la complejidad del reciclaje del material.
Tras la confusión inicial, la cuestión deja de ser poética y se vuelve urgente: restaurar lo que queda sin repetir los errores del pasado.
Y la lira también: la reconstrucción de Gaza comienza con mucha cautela y una paz imperfecta
Construcción rápida, ecológica, sostenible y barata
Cualquier reconstrucción viable requiere una secuencia clara de acciones. En Gaza, el proceso podría dividirse en tres fases principales:
Seguridad: autorización de acceso, trabajos de mapeo y neutralización de UXO (acrónimo de "municiones sin explotar"), es decir, bombas o misiles que no explotaron al impactar y quedaron entre los escombros. Además, requiere la creación de áreas separadas para la recolección y control del polvo, reduciendo las partículas nocivas para la salud.
Planta de trituración: aquí se separan los metales, se tritura y lava el hormigón y se eliminan los contaminantes, registrando origen y calidad.
Producción rápida: reacciones químicas entre polvos ricos en silicio y aluminio, activados por soluciones alcalinas y curados a baja temperatura.
Para garantizar la eficiencia y la transparencia, necesitamos cinco decisiones clave: normas para los áridos reciclados (materias primas secundarias obtenidas de los escombros); mezclas de cemento bajas en carbono (LC3), menos contaminantes; sistemas autónomos de suministro de agua y energía; métricas de control sencillas (€/m², m²/día y emisión de CO₂); y prioridad al equipamiento básico.
Convertir los escombros en materia prima
Los escombros, lejos de ser residuos, pueden convertirse en recursos si se tratan con técnicas circulares modernas:
Agregado: El agregado es arena y grava. Se puede utilizar hormigón triturado para sustituir del 30 al 100% de la grava.
Cementos: consisten principalmente en clinker, una mezcla de piedra caliza y arcilla calentada a más de 1400 °C que forma los pequeños granos que vemos en los sacos de cemento. La producción de una tonelada libera entre 0,8 y 0,9 toneladas de CO₂. Utilizando la impresión 3D de hormigón, la literatura científica muestra una reducción del 20-40%, dependiendo de la formulación, manteniendo la resistencia.
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Geopolímeros CDV: los residuos pulverizados se pueden transformar en un "cemento alternativo" sin clinker mezclándolos con activadores suaves para producir bloques y paneles resistentes con un menor impacto ambiental.
LC3: esta moderna formulación limita el uso de clinker (sustituyéndolo por arcilla calcinada y caliza), reduce la liberación de CO₂ hasta en un 40% y mejora la resistencia a cloruros y sulfatos. Estos últimos provocan la corrosión del acero de refuerzo al romper la capa protectora del hormigón y provocan la degradación y expansión del propio hormigón. Un caso de uso exitoso para LC3 es el aeropuerto de Noida en India.
Materias primas: se pueden utilizar arcillas locales y calizas de baja pureza, evitando costosas importaciones y simplificando la logística.
Prefabricados para una rápida instalación: paneles alveolares, paneles sándwich con núcleo de árido de hormigón reciclado (RCA) y pequeñas rejillas de acero regenerado.
Impresión 3D: permite construir muros, aulas o almacenes con boquilla robótica, sin encofrados ni moldes, lo que agiliza y abarata el trabajo. También integra canales y cavidades para instalaciones.
Implicaciones para la reconstrucción y la paz
Los escombros como recurso están cambiando la economía política de la ayuda: significan menos divisas para importar agregados y cemento, más empleo local, trazabilidad pública (registro transparente, en tiempo real y preciso de cada acción y decisión) y plazos mensurables.
La Evaluación Interina Rápida de Daños y Necesidades (IRDNA), realizada conjuntamente por las Naciones Unidas, la Unión Europea y el Banco Mundial, sitúa el desempleo en la Franja de Gaza en casi el 80% en 2024. La creación de "plantas" locales de reciclaje y ensamblaje, que conviertan los escombros en nuevos materiales de construcción, permitiría la creación de tejidos y su propia capacidad técnica.
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Más allá de la palabra "verde" en una tierra árida
Desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, estos son los enfoques posibles:
CO₂: LC3 y geopolímeros reducen significativamente el consumo de clinker y energía.
Agua: Los geopolímeros reducen el curado en agua, mientras que el 3DCP (impresión 3D de hormigón) minimiza el lavado y el encofrado (moldes para dar forma al hormigón fresco).
Resistencia costera: LC3, resistente a cloruros y sulfatos, es vital contra la intrusión marina y el agua salobre.
Agricultura: requiere geotextiles y gaviones (cestas de malla metálica rellenas de piedras) elaborados con áridos reciclados para controlar la erosión y el drenaje de suelos salinos. La superficie agrícola dañada alcanza el 84% en el norte y valores elevados en el resto.
¿Qué infraestructuras son las prioritarias?
La materia destruida reconstruye la ciudad, cumpliendo la metáfora inicial de que la materia tiene memoria:
Instalaciones modulares incrementales residenciales, escolares y sanitarias (76,6% con impacto directo) prefabricadas mediante impresión 3D de hormigón.
Redes de agua y sanitarios: anillos de polímero reforzado para tuberías y pozos de infiltración impresos en 3D.
Viales y drenajes: sub-bases (capa de material colocada entre el suelo y la capa principal de pavimento), pavimentos con árido reciclado estabilizado y alcantarillas impresas.
Energía: microrredes solares con almacenamiento modular para desalinización, emergencias y bombeo.
Cerrando el círculo de los recuerdos
La primera mañana sin sirenas, la niña recoge un fragmento rojo, un ladrillo roto por el dolor por su destrucción. Años más tarde, la nueva casa tiene un alféizar calentado por el sol; La niña, ya adulta, deja sobre él el mismo fragmento. No es una reliquia: es una materia prima que ha vuelto a una casa ecológica y económica.
La ciudad, que nunca ha olvidado su forma, respira.

Gaza, frente al mar al atardecer, muestra el abrazo del mar y la luz; La destrucción se desmorona y renace la promesa de un nuevo amanecer. Alaa Mahdi Kudaih na Pekels
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