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El mundo está envejeciendo a una tasa sin precedentes. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2030. años, una de cada seis personas tendrá más de 60 años y en 2050. Este grupo alcanzará los 2,100 millones.
Lograr años más avanzados es lograr la sociedad moderna, pero no siempre se acompaña de una buena salud. Se estima que entre el 10% y el 50% de los mayores de 65 años tienen fragilidad, especialmente de 80, mientras que la discapacidad afecta a 300 millones de personas en todo el mundo (o el 16% de la población). El mantenimiento de la autonomía y la calidad de vida de los ancianos, por lo tanto, la prioridad global de la salud pública.
Aunque vivimos durante más años que nunca, no siempre hacemos eso con la salud que nos gustaría. La fragilidad es común y tranquila: no se observa hasta una caída, hospitalización o pérdida de independencia. Sin embargo, lejos del destino inevitable, esto se puede detectar a tiempo y, intervenciones simples, prevenidas o incluso con un cambio.
¿Qué significa ser "frágil"?
La fragilidad es un síndrome multidimensional que no constituye simplemente el envejecimiento. Muchas personas mayores de 80 o 90 años mantienen una independencia completa, mientras que otras tienen pérdida de fuerza y energía en edades anteriores. Luego, el organismo tiene menos reservas fisiológicas y dificulta las situaciones estresantes como la infección, la disminución u operación.
Los signos más característicos son la debilidad muscular, la fatiga persistente, la lentitud en la pérdida de peso peatonal y involuntaria. La persona karst aún puede realizar sus actividades diarias, pero lo hace menos eficiente y mayor riesgo que las complicaciones. Sin un enfoque temprano, esta vulnerabilidad puede avanzar hacia las discapacidades, es decir, dificultades para cubrir, bañarse, cocinar o moverse de forma autónoma.
Como la fragilidad y la discapacidad están conectadas
Aunque estrechamente conectados, la fragilidad y la discapacidad no representan lo mismo. El primero se puede revertir, mientras que el otro tiende a ser más estable e irreversible. Sin embargo, ambas condiciones generalmente coexisten y la retroalimentación: la fragilidad aumenta el riesgo de discapacidad y la discapacidad acelera el deterioro físico y psicológico.
Además, no solo afecta solo a la salud individual, sino también a un entorno familiar y social. Cuando una persona anciana desarrolla fragilidad o discapacidad, aumenta la tarifa de atención que sus familiares y el sistema socio-tamaños deben asumir las consecuencias emocionales, económicas y laborales.
Cómo detectar quebradizo en el tiempo
Un gran desafío es que la fragilidad no siempre es obvia. Por lo tanto, los expertos recomiendan una detección periódica de 70 años en consultas sobre atención primaria. Existen evidencia simple como medir la recolección a mano o velocidad cuando camina unos metros y realiza cuestionarios cortos que ayudan a identificar a las personas en riesgo.
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Reconocer esta condición es temprano, porque en ese momento, la intervención tiene un mayor impacto. Además, la educación para la salud juega un papel fundamental: si la población y las familias saben cómo reconocer signos como la fatiga crónica, la reducción de las actividades o la pérdida de actividades, será más fácil buscar ayuda a tiempo.
Estrategias de prevención
La buena noticia es que la fragilidad no es inevitable. Numerosos estudios muestran que la adopción de ciertos hábitos puede retrasarse o incluso evitar su apariencia.
Actividad física regular: el ejercicio es la intervención más efectiva. Los programas que combinan potencia, resistencia, equilibrio y flexibilidad, como caminar, ejercicios con bandas elásticas y ejercer yoga o taichi, reducen el riesgo de caídas, mejoran la movilidad y el fortalecimiento de la masa muscular. Es importante adaptarse a las capacidades de cada persona y ese tiempo es cómodo y sostenible.
Nutrición adecuada: la nutrición equilibrada, con suficiente proteína diaria (carne, pescado, vainas, lácteos), es clave para preservar los músculos y la energía. La vitamina D, la calcio y la vitamina B12 también son ingredientes básicos y nutritivos que generalmente carecen de adultos y afectan huesos, músculos y sistemas nerviosos. Mantener una buena hidratación es igualmente importante.
Cuidado de la mente y el estado de ánimo: el deterioro cognitivo y la depresión a menudo están relacionados con la fragilidad. Participe en actividades intelectuales (lea, aprenda cosas nuevas, resuelve juegos), mantenga las conexiones sociales y solicite apoyo psicológico cuando sea necesario para preservar la motivación y el autoempleo.
Redes sociales y comunes: el aislamiento es un gran enemigo del envejecimiento saludable. Tener amigos, familiares, asociaciones comunitarias o centros no solo proporciona una empresa, sino que también favorece la adherencia a rutinas saludables y proporciona ayuda a veces.
Exámenes médicos y manejo de medicamentos: la consolación de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, fibrilación auricular o insuficiencia cardíaca previene complicaciones que se precipitan por la fragilidad. Además, la polimedicación (al mismo tiempo toma muchos medicamentos) puede aumentar los riesgos como mareos o caídas; Por lo tanto, se recomienda revisar periódicamente los tratamientos con un profesional de la salud.
Apariencia social y colectiva
La prevención de la fragilidad no solo depende de las decisiones individuales. El medio ambiente y las políticas públicas también afectan. Ciudades amigables con personas mayores, con calles asequibles, transporte adaptado, espacios verdes y servicios en la comunidad, favorecen el envejecimiento activo y seguro.
Además, invertir en el ejercicio comunitario, la nutrición y los programas que acompañan reducen los hospitales y las residencias, con la mejora de la calidad de vida de los ancianos.
La fragilidad y la discapacidad no deben asumirse como un destino inevitable de la edad. La detección de la fragilidad temprana y los actos con medidas simples (ejercicio, buena nutrición, conexiones sociales y exámenes médicos) le permite ahorrar independencia y deterioro de la eliminación.
En resumen, es un cambio de opinión sobre el envejecimiento: en lugar de esperar que aparezcan complicaciones, adopte un enfoque preventivo y activo que favorezca la edad más saludable, autónoma y completa.

Jaime Barrio Cortes no recibe salario, ni se ocupa de los trabajos de consultoría, ni está financiando ninguna empresa u organización u organización que pueda beneficiarse de este artículo y carecer del enlace relevante especificado en el puesto citado.
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